Martín Ochoteco nació en la ciudad de Ameghino y se convirtió de un día para otro en una celebridad tanto en los Estados Unidos como en Latinoamérica. Su don para domar caballos sin violencia lo llevó a tener un programa de televisión en National Geographic que duró dos temporadas.
Desde su llegada a la localidad ubicada al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, el Domador de Caballos fue víctima de agresiones, amenazas y hasta atentados contra su vida. Las personas que lo hostigan para que abandone el lugar hirieron y mataron a varios de sus caballos.
“Viví 15 años fuera de la Argentina porque daba cursos de doma. Estaba muy ausente en el campo que es de mis papás y que lo tienen alquilado desde hace 30 años. Cuando llegué para quedarme, fue como si mi presencia en el pueblo molestara”, dijo.
Sus abogados le advirtieron que los inquilinos y algunos vecinos querían quedarse con el campo. “Ahí fue cuando empezaron las hostilidades”, explicó Ochoteco.
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Y agregó: “Me robaban caballos hasta que un día discutimos porque había cerrado la entrada a mi campo. Empezó una pelea y me patotearon. Tuve una hemorragia cerebral y perdí una muela. Vinieron a rematarme con una piedra y después dieron vuelta toda la historia”.
“La policía estaba de su lado... me quisieron armar una causa”, aseguró el domador.
También relató que le dispararon dos veces con armas de fuego y otras 17 contra la ventana de su cuarto.
“Después, una joven de Chile vino a filmar un corto documental que se estrenó en Londres y acá no se permite hablar del tema. Lo mostré en una escuela rural, hablé sobre las ‘mafias’ y a la noche entraron al campo para abrirles las ventanas a los inquilinos que trabajan conmigo, que viven en una casa a 40 metros de la mía”, comentó indignado a TN.
Ochoteco fue a juicio por las amenazas y agresiones que sufrió en el último tiempo, pero aseguró que la causa fue “cajoneada”.
“Además, hay amenazas contra mi mamá y otros testimonios sobre las ‘mafias’. Me salvó la exposición”, expresó.
Ochoteco también cuestionó el accionar de la policía tras las numerosas denuncias que realizó: “Jamás me mandaron un patrullero. Tuve alguna que otra guardia de seguridad, pero fue un desastre porque me robaban igual. De noche soy yo el que patrulla el campo para cuidar a mis caballos. Puse linternas intermitentes, dormía en reposeras, metido en los corrales, en la camioneta... Me arreglo con eso”.
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“En cuanto a la investigación, también soy yo el que corre camiones para tomarles las patentes y eran mis seguidores de Instagram los que me mandaban información sobre los dueños de los vehículos. Ahora me cerraron la cuenta. Tuve que comprar cámaras y colocarlas... hice todo porque esto es tierra de nadie”, explicó.
En ese sentido, mostró su descontento por la nula respuesta que recibió por parte de las autoridades: “Nadie quiere hacer nada, hace unos días le hicieron una necropsia a la última yegua que me mataron con un detector de metales y sonó el aparato. Si encuentran la bala y después hacen una pericia balística lo pueden descubrir, pero tengo que pedir por favor que hagan las cosas cuatro o cinco veces”.
Martín Ochoteco habló de su don para domar caballos sin violencia y su llegada a la televisión: “Fue un cambio extremo”
“Me di cuenta de que podía domar caballos alrededor de los 17 años, cuando me entregaron una yegua en el campo que era un desastre porque te mordía, te pateaba... hacía de todo, pero la terminé domando. En ese momento no pensaba en ser domador, pero las circunstancias me llevaron a serlo. Supongo que habré dicho ‘se puede’ y eso influyó”; recordó.
En ese sentido, reveló: “Lo de National Geographic fue llamativo. Cuando salió la serie, yo iba seis meses por año a Europa para domar y sacar mañas, Un día me encontré en Palermo Hollywood con otro hombre de Ameghino que había estudiado cine. Cuando le conté lo que hacía, quedó encantado y me dijo que le gustaría hacer un programa conmigo, con su propia productora”.
“Pasaron dos años, me llamó y me dijo que acababa de poner la productora. Hicimos un tráiler primero, después otro y se dio la casualidad de que César Millán se había ido del canal. La número dos de la productora, que trabajaba para Nat Geo, le dijo que buscaba un encantador de cualquier cosa”, recordó.
“Viajé mucho por el programa. Le ganamos al Encantador de perros durante las dos temporadas. Cuando terminó la segunda edición, no nos pusimos de acuerdo para un proyecto y se cortó ahí. La idea era domar un caballo salvaje en el fin del mundo, Tierra del Fuego. Después de eso, me llegaron ofertas para hacer cursos de doma por Latinoamérica y me dediqué a eso durante nueve años hasta la pandemia”, agregó.
A pesar del mal momento que atraviesa en el campo donde vive, sueña con cumplir algunos proyectos que le quedaron truncos. “Mi idea es empezar a filmar de vuelta algunos capítulos como los de la serie, pero en vez de ir yo, que me traigan los caballos acá”, explicó.
“Fue un cambio extremo en mi vida. Pasé de una vida tranquila en el campo a la televisión. Me conocían en todos lados y fue todo muy para arriba. Pero ahora, está todo para abajo. Pasé de que me quieran en el exterior a que me quieran matar en mi propio país”, concluyó.